El Pais.Por Luis Pablo Beauregard
Sobrevivió a Mauthausen, ayudó a detener criminales de guerra y migró a México, donde vivió felizmente hasta este viernes, cuando falleció a los 102 años. A Luis Stillmann Rottenstein, fallecido el viernes 6 de septiembre en Ciudad de México a los 102 años, le gustaba recordar las veces que burló la muerte. Con su muerte, México pierde a uno de sus principales testigos del horror del Holocausto. Nacido en Hungría en un pequeño pueblo, Stillmann acabó en México a finales de los años 40 después de haber pasado por el campo de Mauthausen, convertirse en intérprete en un campo de refugiados, donde conoció al general George Patton, y auxiliar a los aliados a capturar a los militares húngaros que colaboraron con el exterminio.El 6 de junio de 1944, el mismo día del Desembarco de Normandía, Stillmann, fue llamado para ir al frente reclutado en un batallón de judíos y gitanos. Un amigo suyo le recomendó venir a México. Stillmann sabía poco de México. Lo principal lo había tomado de El dios de la lluvia llora sobre México, un libro sobre la Conquista escrito por el húngaro László Passuth. Llegó al país desde Panamá después de cruzar el Atlántico en un buque. En el nuevo continente encontró una nueva vida y un futuro luminoso sobrado de identidad y memoria.